EL PROCESO
DE COMUNICACION DE LA REFLEXION
TEORICO-TECNICA:
PUNTUACIONES EN
TORNO AL
GENERO ARTICULO ESPECIALIZADO
Oscar D.
Amaya
Un texto especializado
constituye una comunicación escrita de uno o varios especialistas acerca de un
tema reconocible y definido, respecto de saberes y prácticas disciplinares que
implica algunas de las actividades que los miembros de una comunidad científica
o profesional llevan a cabo: exposición, profundización, revisión y análisis
crítico de estos saberes y prácticas, con el propósito de dar a conocer
reflexiones que aún no han sido efectuadas o bien ópticas diferentes a las que
ya han sido difundidas, entre otros propósitos. Para ser considerado como tal,
el texto especializado debe resistir al examen crítico de otros especialistas,
a través de la examinación de las fundamentaciones y resultados o
interpretaciones propuestas, del cuestionamiento de la exactitud de los datos y
de la corroboración de citas u otros elementos de juicio. Esto sólo es posible
si el autor demuestra dominio y profundidad en el tratamiento de los temas
abordados, pero además una clara organización del contenido expuesto, así como
una redacción y presentación formal que respete las reglas del género
científico que el especialista haya elegido para comunicar su producción.
En tanto un tipo particular de
texto especializado, el artículo científico constituye una
comunicación por escrito respecto de las reflexiones teóricas y/o resultados de
investigaciones al que han arribado uno o varios autores en relación a un campo
problemático específico. Este tipo de comunicación debe alcanzar los requisitos
de claridad, concisión relativa al tipo de publicación y resultar fidedigna, en
tanto que las interpretaciones y resultados expuestos deben plantearse como
provisorios y sujetos a revisión.
El género artículo puede
integrar diversas publicaciones tanto especializadas como de difusión. Si se
trata de un libro, por ejemplo, comprenderá un conjunto de artículos que se
constituirán en secciones compuestas por capítulos; se trata de macro-texto que
proporciona saberes especializados correspondientes a un campo problemático
complejo y específico, elaborado por especialistas como un recurso dirigido
tanto a destinatarios concretos y conocidos, como a destinatarios generales que
poseen conocimientos acerca de la disciplina en cuestión, e incluso receptores no
previstos.
La estructura general del
artículo especializado responde a la superestructura característica de todo
texto científico (van Dijk, 1989), es decir, planteo del
problema-desarrollo-conclusiones. Se trata de una estructura lógica que
permite explicitar de qué se trata el objeto de conocimiento, la forma en que
se lo aborda y qué punto de vista establece el autor en relación a él. Es por
ello que la elaboración de un texo de estas características emprende la tarea
de “convencer a un lector de la corrección o verdad de la aseveración aduciendo
suposiciones que la confirmen y la hagan posible (...) la argumentación
científica se dedica a una relación de probabilidad y credibilidad entre
hipótesis y conclusión” (van Dijk, ob.cit.)
Las fases del proceso
de escritura del género artículo no difieren de las de todo texto
científico:
a)
Planificación: en la que el autor realiza esquemas, toma notas,
piensa qué y cómo se va a organizar el escrito en sus partes constituyentes, se
representa el tipo de destinatario al que irá dirigido su texto, identifica los
objetivos del mismo y debe alcanzar su producción, los aspectos gramaticales y
normativas ortográficas. Asimismo debe tener en cuenta el proceso de redacción
recursivo, que no es lineal, por lo que debe releer con cuidado el texto a
medida que avanza en su escritura, revisarlo y corregirlo durante el proceso de
elaboración.
b)
Revisión: en esta fase es muy importante intensificar los
distintos tipo de revisión, es decir, las dimensiones de los contenidos
(organización interna y coherencia), gramatical, normativa y formal.
c)
Edición: el autor debe observar los formatos, diseño de
página y normas de citas bibliográficas requeridos para la publicación del
artículo. Se trata de llevar a cabo una adecuación al estilo de presentación
fijado por la institución o editorial para la presentación de los textos
científicos.
Resulta necesario detenerse en
la fase c) puesto que de ella depende, en buena parte, la posibilidad de que el
género artículo especializado adquiera el estatuto de tal, lo que significa que
al igual que la planificación, constituyen operaciones esenciales de la
escritura científica o especializada. La posibilidad de que el autor “tome
distancia” respecto de su propio texto, para que pueda leerlo como si él no
fuera su autor, permite revisarlo con el propósito de realizar las
modificaciones que considere necesarias. Las siguientes preguntas pueden
colaborar para llevar a cabo esta fase:
1.
¿Considera que el artículo
producido constituye un texto coherente? (ver más abajo)
2.
¿Al exponer el marco teórico,
cree que el futuro lector puede entender cuál es su posición en el artículo?
¿Se encuentran resumidas las ideas fundamentales, se las reformula sin
distorsionarlas?
3.
¿Considera que el texto
presenta redundancias, es decir, se repite información innecesariamente o
imprecisiones, es decir, no se aporta la información necesaria para comprender
determinadas argumentaciones?
4.
¿La información o el
desarrollo conceptual está organizado en párrafos que se conectan entre sí?
¿Cómo contribuyen los conectores en ello?
5.
Cuando se integran otras voces
o enunciados ¿de qué manera se lo hace (estilo directo, estilo indirecto, citas
mixtas, paráfrasis, alusiones)? ¿Qué efecto se busca lograr?
6.
¿Se incluyen subtítulos que
ordenan la información, el desarrollo del marco teórico, la exposición de
argumentos, etc.?
7.
¿El texto presenta saltos
temáticos? ¿están anunciados a través de enunciados anticipatorios o
introductorios?
8.
¿Se estructura el texto de
modo tal de proponer al lector un recorrido explicativo-argumentativo?
9.
¿La conclusión a la que arriba
el artículo deriva de manera lógica del recorrido previo?
Respecto de la coherencia que
debe alcanzar todo texto a la que se refiere en la pregunta 1, se trata de
observar que en el proceso de textualización cumple una función textual
crucial: es preciso entonces, que el autor examine durante la fase de revisión
a la coherencia, que regula la
conectividad del sentido subyacente, así como la cohesión, que actúa en la
superficie textual. La coherencia es una propiedad estructurante de los textos
en donde las proposiciones aparecen relacionadas por un tema común o
macroestructura, lo que constituye una unidad semántica. En tanto que puede
definirse a la cohesión como una de
las más importantes manifestaciones de la coherencia, identificable a partir de
elementos lingüísticos visibles y materiales, que señalizan tanto la
organización interna del texto como el hilo temático, orientando así su
interpretación. Es por ello que la utilización inadecuada de las relaciones
cohesivas obstaculiza e incluso puede impedir la recepción del texto como una
verdadera unidad de significado.
Los enunciados de un texto se
vinculan a través de recursos léxicos y procedimientos que explicitan las
relaciones gramaticales de tipo sintáctico existentes entre los enunciados. La
cohesión léxica se manifiesta partir de la repetición de palabras y expresiones
idénticas, la sustitución y la co-ocurrencia de un conjunto de términos que
responden al mismo campo semántico. Estas palabras y expresiones ofrecen al
lector indicios claros con respecto al tema y facilitan su retención en la
memoria a corto plazo, cuando el fragmento leído posee cierta extensión.
A fin de articular los
contenidos del artículo especializado, el autor puede disponer de un conjunto
de recursos de cohesión léxica. A título de ejemplo pueden
mencionarse dos de ellos:
-repetición del
referente o de una palabra derivada:
la repetición estratégica de
un término permite orientar la lectura puntualizando al lector el tema de
estudio elegido a través de los párrafos. Su empleo debe ser mesurado a fin de
favorecer la coherencia discursiva, evitando un uso abusivo que obstaculice la
informatividad del texto, a fin de que la repetición de una palabra no implique
además la reiteración innecesaria de un contenido explicitado anteriormente.
-sustitución:
este recurso consiste en el
reemplazo de un término o expresión por otras que refieren en el texto al mismo
contenido y cumplen la misma función sintáctica. La sustitución puede llevarse
a cabo a través de sinónimos o palabras de significado equivalente, hipónimos
(palabras que se refieren a elementos incluidos en un conjunto, por ejemplo,
Bach, Mozart, Beethoven son hipónimos de compositor), hiperónimos
(designan una clase o conjunto, por ejemplo país es hiperónimo
del conjunto que integran España, Perú, Canadá, etc.), antónimos o palabras
generales que reemplazan a otras más específicas.
La forma estilística prototípica
del artículo especializad
o es la analítica, que se
caracteriza por poseer estructuras oracionales largas del tipo de oración
simple bimembre (con sujeto y predicado), simples incluyentes o incrustadas
(que tienen proposiciones incluidas) y complejas (que están compuestas por
proposiciones relacionadas por marcadores textuales o conectores). Esto permite
la inclusión de información de primer nivel o focalizada y de segundo nivel o
periférica expandida y relacionada a través de conectores. Un ejemplo de este
estilo es el siguiente:
"Es relevante mencionar
que al posicionarse desde una perspectiva cualitativa, el especialista no
sólo concibe la singularidad subjetiva del niño, sino que toma
en cuenta los múltiples contextos en que éste se desempeña, por lo que se
desprende una concepción de su situación social como fenómeno plural y
no subsumido únicamente al aprendizaje escolar."
Sin embargo, los párrafos no
deben ser excesivamente largos, pues se corre el riesgo de que la idea
principal se pierda y el lector no interprete, al finalizar éste, acrca de qué
se está discurriendo. Resulta preciso entonces, buscar un equilibrio en la
construcción de los enunciados de manera tal que engloben las ideas y gradúen
la presentación de la información.
Respecto de la construcción de
las referencias bibliográficas, es sabido que el modo de
consignarlas varía según se trate de libros, artículos de libros, publicaciones
periódicas y colectivas, recopilación de autores varios e incluso documentos
electrónicos, entre otras referencias. Para la publicación de un libro, por
ejemplo, los diversos capítulos deben observar una normativa común para
referenciar los desarrollos llevados a cabo. Se detallan a continuación las más
usuales:
a) Libros
1. apellido y nombre del autor o autores o
compilador/editor. 2. año de edición (entre paréntesis). Si no figura el dato
se escribe s/d (sine data). 3. título del libro y subtítulo (en
bastardilla). 4. lugar de edición. Si en el libro no figura, se escribe
s/l (sin lugar). 5. editorial. Si no se la menciona, se indica s/r (sin
referencias). 6. cantidad de volúmenes, cuando se quiera citar el texto en su
conjunto. En caso de que se trate de más de uno y se quiera citar sólo uno de
ellos, se expresará la abreviatura Vol. Seguida del número que
corresponda, a continuación del título y subtítulo.
Ejemplo: Paz, Octavio (1993), La llama
doble. Amor y erotismo, Barcelona, Seix Barral.
b) capítulos/artículos
en libros
1. apellido y nombre del
autor/ autores o compilador/editor. 2. año de edición. 3. título del artículo
(entre comillas). 4. título del libro (en bastardilla). 5. lugar de edición. 6.
editorial.
Ejemplo: Didi-Huberman, Georges (1997), “La
dialéctica de lo visual, o el juego del vaciamiento”, en Lo que vemos,
lo que nos mira. Buenos Aires, ediciones Manantial.
c) artículos
en publicaciones periódicas (revistas, diarios)
1. apellido y nombre del autor. 2. año de
edición. 3. título del artículo (entre comillas). 4. nombre de la revista o el
diario (en bastardilla). 5. número del ejemplar. 6. ciudad de edición. 7. mes y
año. 8. páginas en las que se figura el artículo.
Ejemplo: Maggio Ramírez, Matías (2007) “Nalgas
sangrantes. Un boceto a mano alzada acerca de los problemas de hacer buena
letra en la Buenos Aires colonial”, en Páginas de Guarda, nro.
4, Buenos Aires, primavera de 2007, pp. 107-114.
d) artículos
en publicaciones colectivas
1. apellido y nombre del autor. 2. título del
artículo (entre comillas). 3. en nombre y apellido del editor/coordinador del
libro. 4. año de publicación. 5. título del libro (en bastardilla). 6. lugar de
edición. 7. editorial. 8. número de páginas.
Ejemplo: Kowalski, Kazimierz, “Pautas de
extinción de los mamíferos durante el Cuaternario”, en Agustí, Jordi (editor)
(1996), La lógica de las extinciones, Barcelona, Tusquets eds., pp.
193-216.
e) recopilaciones
de artículos de diversos autores
1. AA.VV. 2. fecha de publicación. 3. título y
subtítulo de la recopilación. 3. colección y número del volumen en esa
colección (si lo hubiere). 4. nombre y apellido del editor/compilador (si lo
hubiere). 5. lugar de edición. 6. editorial.
Ejemplo: AA.VV. (1986) Dificultades en
el aprendizaje escolar. Aportes para una discusión integral, Buenos
Aires, Miño y Dávila editores.
f) páginas
y documentos electrónicos
1. responsable principal (autor/es o
institución) 2. título y subtítulo (en bastardilla). 3. tipo o medio de
soporte. 4. lugar de publicación. 5. editorial (si lo hubiere). 6. fecha de
publicación. 7. fecha de cita. .ere lección (si lo hubiere). 8. disponibilidad
y acceso.
Ejemplo: Tunnermann Berheim, Carlos, La
reforma universitaria en Córdoba (en línea) México: ANUIES, 1968
(citado el 30 de enero de 2006), (Temas de Hoy en
Son éstas algunas puntuaciones
de un vasto conjunto, que posibilitan la factura de uno de los géneros
académicos o especializados que permiten considerar a la escritura no como un
medio para “expresar” lo que un autor ha pensado, sino como un proceso por
medio de cual se descubre y transforma el conocimiento que se construye al
interior de reflexiones y prácticas disciplinares. El autor es un sujeto
–afirma Klein- que produce un objeto que fuera de sí mismo, le permite tomar
distancia en relación al contenido escrito, para así poder observarlo y
cuestionarlo.
Bibliografía
Bottinelli, M. (2003) Metodología
de investigación. Buenos. Aires. Eds. del autor.
Cubo de Severino, L. (2005) Los
textos de la ciencia. Buenos. Aires. Comunicarte editorial.
Ciapuscio, G. (1994) Tipos
textuales. Buenos. Aires. Oficinas de publicaciones Ciclo Básico Común,
Universidad de Buenos Aires. Colección enciclopedia semiológica.
Dalmagro, M. (2007) Cuando
de textos científicos se trata... Córdoba, Comunicarte editorial.
Klein, I. (2006) El
taller del escritor universitario. Buenos Aires, Prometeo.
Riestra, D. (2006) Usos
y formas de la lengua escrita. Buenos. Aires. Eds. Novedades
Educativas.
Van Dijk, T. (1989) La ciencia
del texto. Barcelona, Paidós.
Vasilachis de Gialdino, I. (1992) Métodos
cualitativos II. La práctica de la investigación. Buenos. Aires. Centro
Editor de América Latina.
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