jueves, 14 de abril de 2016

GENERO ARTICULO ESPECIALIZADO

EL PROCESO DE COMUNICACION DE LA REFLEXION

TEORICO-TECNICA: PUNTUACIONES EN

TORNO AL GENERO ARTICULO ESPECIALIZADO


Oscar D. Amaya


Un texto especializado constituye una comunicación escrita de uno o varios especialistas acerca de un tema reconocible y definido, respecto de saberes y prácticas disciplinares que implica algunas de las actividades que los miembros de una comunidad científica o profesional llevan a cabo: exposición, profundización, revisión y análisis crítico de estos saberes y prácticas, con el propósito de dar a conocer reflexiones que aún no han sido efectuadas o bien ópticas diferentes a las que ya han sido difundidas, entre otros propósitos. Para ser considerado como tal, el texto especializado debe resistir al examen crítico de otros especialistas, a través de la examinación de las fundamentaciones y resultados o interpretaciones propuestas, del cuestionamiento de la exactitud de los datos y de la corroboración de citas u otros elementos de juicio. Esto sólo es posible si el autor demuestra dominio y profundidad en el tratamiento de los temas abordados, pero además una clara organización del contenido expuesto, así como una redacción y presentación formal que respete las reglas del género científico que el especialista haya elegido para comunicar su producción.

En tanto un tipo particular de texto especializado, el artículo científico constituye una comunicación por escrito respecto de las reflexiones teóricas y/o resultados de investigaciones al que han arribado uno o varios autores en relación a un campo problemático específico. Este tipo de comunicación debe alcanzar los requisitos de claridad, concisión relativa al tipo de publicación y resultar fidedigna, en tanto que las interpretaciones y resultados expuestos deben plantearse como provisorios y sujetos a revisión.

El género artículo puede integrar diversas publicaciones tanto especializadas como de difusión. Si se trata de un libro, por ejemplo, comprenderá un conjunto de artículos que se constituirán en secciones compuestas por capítulos; se trata de macro-texto que proporciona saberes especializados correspondientes a un campo problemático complejo y específico, elaborado por especialistas como un recurso dirigido tanto a destinatarios concretos y conocidos, como a destinatarios generales que poseen conocimientos acerca de la disciplina en cuestión, e incluso receptores no previstos.

La estructura general del artículo especializado responde a la superestructura característica de todo texto científico (van Dijk, 1989), es decir, planteo del problema-desarrollo-conclusiones. Se trata de una estructura lógica que permite explicitar de qué se trata el objeto de conocimiento, la forma en que se lo aborda y qué punto de vista establece el autor en relación a él. Es por ello que la elaboración de un texo de estas características emprende la tarea de “convencer a un lector de la corrección o verdad de la aseveración aduciendo suposiciones que la confirmen y la hagan posible (...) la argumentación científica se dedica a una relación de probabilidad y credibilidad entre hipótesis y conclusión” (van Dijk, ob.cit.)

Las fases del proceso de escritura del género artículo no difieren de las de todo texto científico:

a)   Planificación: en la que el autor realiza esquemas, toma notas, piensa qué y cómo se va a organizar el escrito en sus partes constituyentes, se representa el tipo de destinatario al que irá dirigido su texto, identifica los objetivos del mismo y debe alcanzar su producción, los aspectos gramaticales y normativas ortográficas. Asimismo debe tener en cuenta el proceso de redacción recursivo, que no es lineal, por lo que debe releer con cuidado el texto a medida que avanza en su escritura, revisarlo y corregirlo durante el proceso de elaboración.
b)    Revisión: en esta fase es muy importante intensificar los distintos tipo de revisión, es decir, las dimensiones de los contenidos (organización interna y coherencia), gramatical, normativa y formal.
c)     Edición: el autor debe observar los formatos, diseño de página y normas de citas bibliográficas requeridos para la publicación del artículo. Se trata de llevar a cabo una adecuación al estilo de presentación fijado por la institución o editorial para la presentación de los textos científicos.
   
Resulta necesario detenerse en la fase c) puesto que de ella depende, en buena parte, la posibilidad de que el género artículo especializado adquiera el estatuto de tal, lo que significa que al igual que la planificación, constituyen operaciones esenciales de la escritura científica o especializada. La posibilidad de que el autor “tome distancia” respecto de su propio texto, para que pueda leerlo como si él no fuera su autor, permite revisarlo con el propósito de realizar las modificaciones que considere necesarias. Las siguientes preguntas pueden colaborar para llevar a cabo esta fase:

1.           ¿Considera que el artículo producido constituye un texto coherente? (ver más abajo)
2.           ¿Al exponer el marco teórico, cree que el futuro lector puede entender cuál es su posición en el artículo? ¿Se encuentran resumidas las ideas fundamentales, se las reformula sin distorsionarlas?
3.           ¿Considera que el texto presenta redundancias, es decir, se repite información innecesariamente o imprecisiones, es decir, no se aporta la información necesaria para comprender determinadas argumentaciones?
4.           ¿La información o el desarrollo conceptual está organizado en párrafos que se conectan entre sí? ¿Cómo contribuyen los conectores en ello?
5.           Cuando se integran otras voces o enunciados ¿de qué manera se lo hace (estilo directo, estilo indirecto, citas mixtas, paráfrasis, alusiones)? ¿Qué efecto se busca lograr?
6.           ¿Se incluyen subtítulos que ordenan la información, el desarrollo del marco teórico, la exposición de argumentos, etc.?
7.           ¿El texto presenta saltos temáticos? ¿están anunciados a través de enunciados anticipatorios o introductorios?
8.           ¿Se estructura el texto de modo tal de proponer al lector un recorrido explicativo-argumentativo?
9.           ¿La conclusión a la que arriba el artículo deriva de manera lógica del recorrido previo?

Respecto de la coherencia que debe alcanzar todo texto a la que se refiere en la pregunta 1, se trata de observar que en el proceso de textualización cumple una función textual crucial: es preciso entonces, que el autor examine durante la fase de revisión a la coherencia, que regula la conectividad del sentido subyacente, así como la cohesión, que actúa en la superficie textual. La coherencia es una propiedad estructurante de los textos en donde las proposiciones aparecen relacionadas por un tema común o macroestructura, lo que constituye una unidad semántica. En tanto que puede definirse a la cohesión como una de las más importantes manifestaciones de la coherencia, identificable a partir de elementos lingüísticos visibles y materiales, que señalizan tanto la organización interna del texto como el hilo temático, orientando así su interpretación. Es por ello que la utilización inadecuada de las relaciones cohesivas obstaculiza e incluso puede impedir la recepción del texto como una verdadera unidad de significado.

Los enunciados de un texto se vinculan a través de recursos léxicos y procedimientos que explicitan las relaciones gramaticales de tipo sintáctico existentes entre los enunciados. La cohesión léxica se manifiesta partir de la repetición de palabras y expresiones idénticas, la sustitución y la co-ocurrencia de un conjunto de términos que responden al mismo campo semántico. Estas palabras y expresiones ofrecen al lector indicios claros con respecto al tema y facilitan su retención en la memoria a corto plazo, cuando el fragmento leído posee cierta extensión.

A fin de articular los contenidos del artículo especializado, el autor puede disponer de un conjunto de recursos de cohesión léxica. A título de ejemplo pueden mencionarse dos de ellos:

 -repetición del referente o de una palabra derivada:
la repetición estratégica de un término permite orientar la lectura puntualizando al lector el tema de estudio elegido a través de los párrafos. Su empleo debe ser mesurado a fin de favorecer la coherencia discursiva, evitando un uso abusivo que obstaculice la informatividad del texto, a fin de que la repetición de una palabra no implique además la reiteración innecesaria de un contenido explicitado anteriormente.

 -sustitución:
este recurso consiste en el reemplazo de un término o expresión por otras que refieren en el texto al mismo contenido y cumplen la misma función sintáctica. La sustitución puede llevarse a cabo a través de sinónimos o palabras de significado equivalente, hipónimos (palabras que se refieren a elementos incluidos en un conjunto, por ejemplo, Bach, Mozart, Beethoven son hipónimos de compositor), hiperónimos (designan una clase o conjunto, por ejemplo país es hiperónimo del conjunto que integran España, Perú, Canadá, etc.), antónimos o palabras generales que reemplazan a otras más específicas.


La forma estilística prototípica del artículo especializad
o es la analítica, que se caracteriza por poseer estructuras oracionales largas del tipo de oración simple bimembre (con sujeto y predicado), simples incluyentes o incrustadas (que tienen proposiciones incluidas) y complejas (que están compuestas por proposiciones relacionadas por marcadores textuales o conectores). Esto permite la inclusión de información de primer nivel o focalizada y de segundo nivel o periférica expandida y relacionada a través de conectores. Un ejemplo de este estilo es el siguiente:

"Es relevante mencionar que al posicionarse desde una perspectiva cualitativa, el especialista no sólo concibe la singularidad subjetiva del niño, sino que toma en cuenta los múltiples contextos en que éste se desempeña, por lo que se desprende una concepción de su situación social como fenómeno plural y no subsumido únicamente al aprendizaje escolar."

Sin embargo, los párrafos no deben ser excesivamente largos, pues se corre el riesgo de que la idea principal se pierda y el lector no interprete, al finalizar éste, acrca de qué se está discurriendo. Resulta preciso entonces, buscar un equilibrio en la construcción de los enunciados de manera tal que engloben las ideas y gradúen la presentación de la información.

Respecto de la construcción de las referencias bibliográficas, es sabido que el modo de consignarlas varía según se trate de libros, artículos de libros, publicaciones periódicas y colectivas, recopilación de autores varios e incluso documentos electrónicos, entre otras referencias. Para la publicación de un libro, por ejemplo, los diversos capítulos deben observar una normativa común para referenciar los desarrollos llevados a cabo. Se detallan a continuación las más usuales:

a)      Libros
1. apellido y nombre del autor o autores o compilador/editor. 2. año de edición (entre paréntesis). Si no figura el dato se escribe s/d (sine data). 3. título del libro y subtítulo (en bastardilla).  4. lugar de edición. Si en el libro no figura, se escribe s/l (sin lugar). 5. editorial. Si no se la menciona, se indica s/r (sin referencias). 6. cantidad de volúmenes, cuando se quiera citar el texto en su conjunto. En caso de que se trate de más de uno y se quiera citar sólo uno de ellos, se expresará la abreviatura Vol. Seguida del número que corresponda, a continuación del título y subtítulo.
Ejemplo: Paz, Octavio (1993), La llama doble. Amor y erotismo, Barcelona, Seix Barral.

b)      capítulos/artículos en libros
1.    apellido y nombre del autor/ autores o compilador/editor. 2. año de edición. 3. título del artículo (entre comillas). 4. título del libro (en bastardilla). 5. lugar de edición. 6. editorial.
Ejemplo: Didi-Huberman, Georges (1997), “La dialéctica de lo visual, o el juego del vaciamiento”, en  Lo que vemos, lo que nos mira. Buenos Aires, ediciones Manantial.

c)      artículos en publicaciones periódicas (revistas, diarios)
1. apellido y nombre del autor. 2. año de edición. 3. título del artículo (entre comillas). 4. nombre de la revista o el diario (en bastardilla). 5. número del ejemplar. 6. ciudad de edición. 7. mes y año. 8. páginas en las que se figura el artículo.
Ejemplo: Maggio Ramírez, Matías (2007) “Nalgas sangrantes. Un boceto a mano alzada acerca de los problemas de hacer buena letra en la Buenos Aires colonial”, en Páginas de Guarda, nro. 4, Buenos Aires, primavera de 2007, pp. 107-114.

d)     artículos en publicaciones colectivas
1. apellido y nombre del autor. 2. título del artículo (entre comillas). 3. en nombre y apellido del editor/coordinador del libro. 4. año de publicación. 5. título del libro (en bastardilla). 6. lugar de edición. 7. editorial. 8. número de páginas.
Ejemplo: Kowalski, Kazimierz, “Pautas de extinción de los mamíferos durante el Cuaternario”, en Agustí, Jordi (editor) (1996), La lógica de las extinciones, Barcelona, Tusquets eds., pp. 193-216.

e)      recopilaciones de artículos de diversos autores
1. AA.VV. 2. fecha de publicación. 3. título y subtítulo de la recopilación. 3. colección y número del volumen en esa colección (si lo hubiere). 4. nombre y apellido del editor/compilador (si lo hubiere). 5. lugar de edición. 6. editorial.     
Ejemplo: AA.VV. (1986) Dificultades en el aprendizaje escolar. Aportes para una discusión integral, Buenos Aires, Miño y Dávila editores.

f)       páginas y documentos electrónicos
1. responsable principal (autor/es o institución) 2. título y subtítulo (en bastardilla). 3. tipo o medio de soporte. 4. lugar de publicación. 5. editorial (si lo hubiere). 6. fecha de publicación. 7. fecha de cita. .ere  lección (si lo hubiere). 8. disponibilidad y acceso.
Ejemplo: Tunnermann Berheim, Carlos, La reforma universitaria en Córdoba (en línea) México: ANUIES, 1968 (citado el 30 de enero de 2006), (Temas de Hoy en
la Educación Superior). Disponible en Internet en http:/ www.anueis.mx/ libros98/lib6/000.htm


Son éstas algunas puntuaciones de un vasto conjunto, que posibilitan la factura de uno de los géneros académicos o especializados que permiten considerar a la escritura no como un medio para “expresar” lo que un autor ha pensado, sino como un proceso por medio de cual se descubre y transforma el conocimiento que se construye al interior de reflexiones y prácticas disciplinares. El autor es un sujeto –afirma Klein- que produce un objeto que fuera de sí mismo, le permite tomar distancia en  relación al contenido escrito, para así poder observarlo y cuestionarlo.


Bibliografía

Bottinelli, M. (2003) Metodología de investigación. Buenos. Aires. Eds. del autor.
Cubo de Severino, L. (2005) Los textos de la ciencia. Buenos. Aires. Comunicarte editorial.
Ciapuscio, G. (1994) Tipos textuales. Buenos. Aires. Oficinas de publicaciones Ciclo Básico Común, Universidad de Buenos Aires. Colección enciclopedia semiológica.
Dalmagro, M. (2007) Cuando de textos científicos se trata... Córdoba, Comunicarte editorial.
Klein, I. (2006) El taller del escritor universitario. Buenos Aires, Prometeo.
Riestra, D. (2006) Usos y formas de la lengua escrita. Buenos. Aires. Eds. Novedades Educativas.
Van Dijk, T. (1989) La ciencia del texto. Barcelona, Paidós.
Vasilachis de Gialdino, I. (1992) Métodos cualitativos II. La práctica de la investigación. Buenos. Aires. Centro Editor de América Latina.


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