sábado, 3 de junio de 2017

LA ESCRITURA ESPECIALIZADA

LA ESCRITURA ESPECIALIZADA: AVATARES DE UN PROCESO
EN BUSQUEDA DE UN PRODUCTO

Oscar Amaya

La tarea de elaboración de una escritura especializada enmarcada en un género discursivo podría caracterizarse en lo que los modelos cognitivos de la escritura denominan escritura en proceso: una concepción en términos de una interacción de procesos (planificación, redacción, revisión) que se desencadenan en una situación comunicativa en contexto de producción de sentido.

El trabajo de escritura no se inicia con la redacción, sino que comienza con una cuidadosa consideración de la tarea especializada que se emprende, continúa con una búsqueda de los recursos más adecuados para llevarla a cabo, y finaliza cuando, mediante ajustes y reformulaciones, el texto satisfaga los requerimientos del género discursivo, y por lo tanto, alcance el propósito trazado por el profesional en tanto autor.

El modelo cognitivo permite establecer una analogía entre la comunicación escrita y un territorio, que se presenta extenso y desconocido, un espacio que está habitado por una parte por el autor, con sus ideas, su propósito y por otra por el lector, con sus expectativas y saberes. En este territorio no se trata de hacer lo que se desea –no existe aquí el libre albedrío-  sino que el autor, antes de comenzar su escritura debe explorar el terreno: es preciso conocer las leyes del territorio antes de comenzar a escribir el texto. La metáfora viva del territorio resulta interesante, ya que permite pensar en un proceso que intenta atrapar “algo que se resiste a permanecer quieto para un retrato”. De lo que se trata ese algo en el caso que nos ocupa, es del requerimiento de nuestra mirada especializada.

Puede entonces pensar la escritura a elaborar como un territorio textual regido por tres leyes principales, que deben ser observadas si se pretende producir una comunicación eficaz con los destinatarios. Estas leyes emergen como respuestas posibles a tres preguntas:

1) ¿qué propósito se persigue al  informar?,
2) ¿a quién se le está informando?,
3) ¿qué  se quiere informar y cómo?

El proceso de escritura que desemboca en la construcción de un producto debe atravesar distintas operaciones textuales, según el propósito que se persiga al escribir. Denominaremos a estas operaciones segmentos textuales. Es posible reconocer los siguientes:

-narrativos
-descriptivos
-explicativos 
-argumentativos

Estos segmentos se encuentran orientados por distintos propósitos, pero subsumidos al propósito general, es decir, la intención global arriba mencionada. Sin embargo, debe notarse que en la escritura especializada no se trata de crear fronteras infranqueables entre los diferentes segmentos como la descripción y la explicación, o entre ésta y la argumentación. No siempre la distinción entre -por ejemplo- cómo ocurrieron determinados hechos y por qué ocurrieron, debe ser tajante.

La importancia de reconocer las diferencias entre estos procedimientos discursivos no debe olvidar su necesaria complementariedad y tipo de organización de la escritura específica en el género discursivo elegido por el autor.

Caractericemos entonces en detalle cada uno de los segmentos textuales, a fin de determinar la función específica que cumplen en el escrito especializado:

Narración
Este segmento se refiere a hechos o situaciones, es decir, refiere a una historia: una sucesión de eventos relacionados entre sí temporal y causalmente, que conforma un proceso de transformación desde un comienzo hasta un fin, llevado a cabo por uno o varios sujetos al interior de una problemática. Aquí se consigna cómo esta problemática llegó a demandar la intervención del profesional, lo acaecido en los inicios del proceso o lo realizado por el profesional en algún momento de sus intervenciones, tanto en el diagnóstico de situación como en la intervención. En este segmento, la representación del tiempo y el espacio son importantes, y a menudo deben estar explícitos.

Descripción
Este segmento se refiere a un todo a través de su desagregación en aspectos que se presentan sucesivamente, relacionados entre sí desde alguna perspectiva que remite al todo al que corresponden. El marco de la descripción es fijado por el profesional, según la finalidad que éste persiga, seleccionando ciertos aspectos de la problemática que se representará en el escrito, según un orden elegido. Esta mirada valora a la situación al tiempo que la describe, puesto que se utilizan adjetivos que la caracterizan y/o califican, para generar en el destinatario una “imagen” de lo que se describe de él.
      
Explicación
La forma general de este segmento constituye un conjunto de respuestas tanto a los interrogantes suscitados en el motivo de consulta, como a los análisis e hipótesis construidas por el profesional, que deben ser comprendidas por quien accede a ellas. Es decir, se presentan de un modo ordenado y exhaustivo un conjunto de saberes a un destinatario. Denominamos a este conjunto de respuestas estrategias explicativas, destinadas a producir la comprensión del grado de complejidad de un proceso en torno a una problemática manifestada, que el escrito especializado intenta comunicar la forma de dilucidarla.

Aquí pueden consignarse por ejemplo, los resultados, respuestas, reacciones, manifestaciones, etc. producidas  frente a las intervenciones del profesional.

Entre otras estrategias pertinentes a desarrollar, se pueden incluir:

-       El establecimiento de una relación entre dos elementos, el primero un concepto, afirmación o suceso y el segundo el que explica u ofrece las causas o razones. Constituye la forma de explicación causal.
-       La traducción de la formulación de un concepto o idea a un lenguaje accesible al destinatario para facilitarle el acceso a ese conocimiento. A esta forma se la denomina reformulación.
-       La presentación del significado de un término que se presupone desconocido, explicando su alcance o introduciendo una nueva acepción a un término ya existente. Esta forma particular de explicación se denomina definición.
-       El proporcionar un caso particular de un concepto que se quiere hacer comprender, ilustrándolo. Esta forma se denomina ejemplificación.

Argumentación
Este segmento está constituido por un conjunto de razonamientos que permiten construir nuevos saberes, a partir de conocimientos o principios ya aceptados por la comunidad científica o especializada a la que el profesional pertenece. Este proceso reviste un carácter deductivo por el cual, a partir de un corpus teórico-técnico y con el aporte de resultados de las indagaciones efectuadas, tanto en el análisis como en la intervención, se llegan a ciertas conclusiones que constituyen nuevos saberes o comprensiones. En este segmento del escrito se deberán defender opiniones, juicios, diagnósticos o pronósticos a los que se han arribado con respecto a la problemática: la presentación de las hipótesis elaboradas a partir de los análisis y explicaciones efectuadas y de los indicadores diagnósticos y pronósticos eventualmente formulados.

En relación a estos dos últimos segmentos, es importante notar que si bien presentan especificidades, “tanto unos como otros se caracterizan por la exposición razonada (...) despliegue discursivo del razonamiento que constituye el entramado común a ambos tipos”, según explica Narvaja de Arnoux.. En otras palabras, los segmentos explicativos y argumentativos constituyen “dos polos de un continuum”, que oscilan entre presentarse como un saber teórico-técnico ya constituido y legitimado, y presentarse como la constitución de un nuevo saber o comprensión a partir del desarrollo y análisis desplegado en el escrito especializado. Esto implica que usualmente ambos segmentos se alternan en su orden de presentación, tantas veces como se requiera.


En definitiva,  para que la comunicación escrita advenga en diálogo fecundo, es decir, en una “conversación escrita”, deben observarse ciertas condiciones, como las ya enunciadas. Es por ello que, en su versión final, el escrito especializado constituye el punto de llegada de un camino que fue atravesando etapas sucesivas, en donde la escritura, desde su versión inicial, se fue tornando en borrador, versiones, reescrituras, versión final.

Esta escritura en proceso es bellamente retratada por el escritor Elie Wiesel:

“Disfruto cortando. Reduje novecientas páginas a ciento sesenta. Ahora bien, incluso cuando uno corta, no corta. Escribir no es como pintar, donde uno agrega. Lo que el lector ve no es lo que uno pone en la tela. Escribir se parece más a la escultura, donde uno saca, elimina, para hacer visible la obra. Pero esas páginas que uno elimina permanecen de algún modo. Hay diferencias entre un libro que tuvo doscientas páginas desde el comienzo y otro de doscientas que es el resultado de un original de ochocientas. Esas seiscientas páginas están allí. Sólo que no las vemos”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario