LA
ESCRITURA ESPECIALIZADA: AVATARES DE UN PROCESO
EN
BUSQUEDA DE UN PRODUCTO
Oscar
Amaya
La tarea de elaboración de una escritura especializada
enmarcada en un género discursivo podría caracterizarse en lo que los modelos
cognitivos de la escritura denominan escritura en proceso: una
concepción en términos de una interacción de procesos (planificación,
redacción, revisión) que se desencadenan en una situación comunicativa en
contexto de producción de sentido.
El trabajo de escritura no se inicia con la redacción,
sino que comienza con una cuidadosa consideración de la tarea especializada que
se emprende, continúa con una búsqueda de los recursos más adecuados para
llevarla a cabo, y finaliza cuando, mediante ajustes y reformulaciones, el
texto satisfaga los requerimientos del género discursivo, y por lo tanto,
alcance el propósito trazado por el profesional en tanto autor.
El modelo cognitivo permite establecer una analogía
entre la comunicación escrita y un territorio, que se presenta
extenso y desconocido, un espacio que está habitado por una parte por el autor,
con sus ideas, su propósito y por otra por el lector, con sus expectativas y
saberes. En este territorio no se trata de hacer lo
que se desea –no existe aquí el libre albedrío- sino que el autor, antes
de comenzar su escritura debe explorar el terreno: es preciso conocer las leyes
del territorio antes de comenzar a escribir el texto. La metáfora viva del
territorio resulta interesante, ya que permite pensar en un proceso que intenta
atrapar “algo que se resiste a permanecer quieto para un retrato”. De lo que se
trata ese algo en el caso que nos ocupa, es del requerimiento de
nuestra mirada especializada.
Puede entonces pensar la escritura a elaborar como
un territorio textual regido por tres leyes principales, que
deben ser observadas si se pretende producir una comunicación eficaz con
los destinatarios. Estas leyes emergen como respuestas posibles a tres
preguntas:
1) ¿qué propósito se persigue al informar?,
2) ¿a quién se le está informando?,
3) ¿qué se quiere informar y cómo?
El proceso de escritura que desemboca en la
construcción de un producto debe atravesar distintas operaciones textuales,
según el propósito que se persiga al escribir. Denominaremos a estas
operaciones segmentos textuales. Es
posible reconocer los siguientes:
-narrativos
-descriptivos
-explicativos
-argumentativos
Estos segmentos se encuentran orientados por distintos
propósitos, pero subsumidos al propósito general, es decir, la intención global
arriba mencionada. Sin embargo, debe notarse que en la escritura
especializada no se trata de crear fronteras infranqueables entre los
diferentes segmentos como la descripción y la explicación, o entre ésta y la
argumentación. No siempre la distinción entre -por ejemplo- cómo
ocurrieron determinados hechos y por qué ocurrieron, debe
ser tajante.
La importancia de reconocer las diferencias entre
estos procedimientos discursivos no debe olvidar su necesaria complementariedad
y tipo de organización de la escritura específica en el género discursivo
elegido por el autor.
Caractericemos entonces en detalle cada uno de los
segmentos textuales, a fin de determinar la función específica que cumplen en
el escrito especializado:
Narración
Este segmento se refiere a hechos o situaciones, es
decir, refiere a una historia: una sucesión de eventos relacionados entre sí
temporal y causalmente, que conforma un proceso de transformación desde un
comienzo hasta un fin, llevado a cabo por uno o varios sujetos al interior de
una problemática. Aquí se consigna cómo esta problemática llegó a demandar la
intervención del profesional, lo acaecido en los inicios del proceso o lo
realizado por el profesional en algún momento de sus intervenciones, tanto en
el diagnóstico de situación como en la intervención. En este segmento, la
representación del tiempo y el espacio son importantes, y a menudo deben estar
explícitos.
Descripción
Este segmento se refiere a un todo a través de su
desagregación en aspectos que se presentan sucesivamente, relacionados entre sí
desde alguna perspectiva que remite al todo al que corresponden. El marco de la
descripción es fijado por el profesional, según la finalidad que éste persiga,
seleccionando ciertos aspectos de la problemática que se representará en el escrito,
según un orden elegido. Esta mirada valora a la situación al tiempo que la
describe, puesto que se utilizan adjetivos que la caracterizan y/o califican,
para generar en el destinatario una “imagen” de lo que se describe de él.
Explicación
La forma general de este segmento constituye un
conjunto de respuestas tanto a los interrogantes suscitados en el motivo de
consulta, como a los análisis e hipótesis construidas por el profesional, que
deben ser comprendidas por quien accede a ellas. Es decir, se presentan de un
modo ordenado y exhaustivo un conjunto de saberes a un destinatario.
Denominamos a este conjunto de respuestas estrategias explicativas,
destinadas a producir la comprensión del grado de complejidad de un proceso en
torno a una problemática manifestada, que el escrito especializado intenta
comunicar la forma de dilucidarla.
Aquí pueden consignarse por ejemplo, los resultados,
respuestas, reacciones, manifestaciones, etc. producidas frente a las
intervenciones del profesional.
Entre otras estrategias pertinentes a desarrollar, se
pueden incluir:
- El
establecimiento de una relación entre dos elementos, el primero un concepto,
afirmación o suceso y el segundo el que explica u ofrece las causas o razones.
Constituye la forma de explicación causal.
- La
traducción de la formulación de un concepto o idea a un lenguaje accesible al
destinatario para facilitarle el acceso a ese conocimiento. A esta forma se la
denomina reformulación.
- La
presentación del significado de un término que se presupone desconocido,
explicando su alcance o introduciendo una nueva acepción a un término ya
existente. Esta forma particular de explicación se denomina definición.
- El
proporcionar un caso particular de un concepto que se quiere hacer comprender,
ilustrándolo. Esta forma se denomina ejemplificación.
Argumentación
Este segmento está constituido por un conjunto de
razonamientos que permiten construir nuevos saberes, a partir de conocimientos
o principios ya aceptados por la comunidad científica o especializada a la que
el profesional pertenece. Este proceso reviste un carácter deductivo por el
cual, a partir de un corpus teórico-técnico
y con el aporte de resultados de las indagaciones efectuadas, tanto en el
análisis como en la intervención, se llegan a ciertas conclusiones que
constituyen nuevos saberes o comprensiones. En este segmento del escrito se
deberán defender opiniones, juicios, diagnósticos o pronósticos a los que se
han arribado con respecto a la problemática: la presentación de las hipótesis
elaboradas a partir de los análisis y explicaciones efectuadas y de los
indicadores diagnósticos y pronósticos eventualmente formulados.
En relación a estos dos últimos segmentos, es
importante notar que si bien presentan especificidades, “tanto unos como otros
se caracterizan por la exposición razonada (...) despliegue discursivo del
razonamiento que constituye el entramado común a ambos tipos”, según explica
Narvaja de Arnoux.. En otras palabras, los segmentos explicativos y
argumentativos constituyen “dos polos de un continuum”, que oscilan
entre presentarse como un saber teórico-técnico ya constituido y legitimado, y
presentarse como la constitución de un nuevo saber o comprensión a partir del
desarrollo y análisis desplegado en el escrito especializado. Esto implica que
usualmente ambos segmentos se alternan en su orden de presentación, tantas
veces como se requiera.
En definitiva, para que la comunicación escrita advenga en
diálogo fecundo, es decir, en una “conversación escrita”, deben observarse
ciertas condiciones, como las ya enunciadas. Es por ello que, en su versión
final, el escrito especializado constituye el punto de llegada de un camino que
fue atravesando etapas sucesivas, en donde la escritura, desde su versión
inicial, se fue tornando en borrador, versiones, reescrituras, versión final.
Esta escritura en proceso es
bellamente retratada por el escritor Elie Wiesel:
“Disfruto
cortando. Reduje novecientas páginas a ciento sesenta. Ahora bien, incluso
cuando uno corta, no corta. Escribir no es como pintar, donde uno agrega. Lo
que el lector ve no es lo que uno pone en la tela. Escribir se parece más a la
escultura, donde uno saca, elimina, para hacer visible la obra. Pero esas
páginas que uno elimina permanecen de algún modo. Hay diferencias entre un
libro que tuvo doscientas páginas desde el comienzo y otro de doscientas que es
el resultado de un original de ochocientas. Esas seiscientas páginas están
allí. Sólo que no las vemos”.
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